Y entonces llegó la desorbitada oferta del Barça: 12,5 millones de euros por tres temporadas. No domina todas las posiciones de la pista como Lebron James, ni cuenta con el virtuosismo técnico del último fenómeno de la liga, Stephen Curry. En el aspecto global su impacto para la Unión Soviética fue positivo, pero más a nivel manager, o gestor de egos, que a nivel táctico del juego, donde se movía mucho peor.